febrero 17, 2011

Factores externos

Regresé. Hoy sí pude asomarme al teclado. Y es que lo he cambiado por un espacio diferente. El diván es a veces más cómodo, y otras no tanto. Silencios. Palabras salen de mi boca, una tras otra. Se unen como eslabones a ideas anteriores, a ideas nuevas, a conexiones que se esfuman, a conexiones que se afianzan. Y soy yo, sólo yo.

Es mentira.

También existen elementos. Tú por ejemplo, o tú o tú o tú. Sí, ustedes. Después de todo... qué sería de mí sin su presencia, sin sus apariciones, sin su efectos. Están ahí y actúan, es inútil negarlo.

Y, sin embargo, la balanza se inclina de mi lado.

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