agosto 12, 2014

trece años después del dos mil

despertar al año que empieza el noveno día
con el primer sorbo de café
olvidarse del tiempo
o recordarlo cada vez que se lo olvida

encontrar que hay espacio en las palmas
en las yemas
en las células todas

y saber, casi por defecto, que pesa la hoja en blanco
la vereda ancha
la soledad que se acentúa cuando el sueldo se evapora
y no hay calle, ni amigos, ni cervezas
y no queda otra más que escucharse

que hay soledades y soledades
las placenteras, las ansiosas
las ansiosas
las ansiosas

que alegran y entristecen los algarrobos
su sombra solitaria
su estoicismo
toda su fuerza contenida
y la belleza que sólo entregan al sol



09.01.13










junio 30, 2013

At least

He dejado tu fotografía en Lincoln Lane
a cuarenta grados
de mí has salido
de mi bolsillo
desfigurado
no ha importado

diciembre 12, 2012

Ahora

De la ventana hacia afuera todo siempre parece estar más claro, cada cosa ubicada en su lugar. Es acá adentro que los 'no' pierden contundencia, las ausencias son de hueso y tienen ojos que me miran. Y me miran. Sólo en esta casa las etiquetas se desvanecen y hay lugar para andar, para volver los pasos, para dar unos más. Puta casa que no sabe de cerrojos y quiere ponerse amarilla, y verde y violeta y multicolor, y no entiende que los baldes de pintura se acabaron ya, o que nunca se abrieron, que no se abrirán. Acá adentro no se sabe mantener el enojo, se lo cambia por algún gesto de supuesta complicidad. Puto enojo que se reinventa por un pedazo de sonrisa.
No, muchas gracias. Quiero que se vayan todos, ahora.



octubre 07, 2012

Flores de cera

Plantas, flores, orquídeas, margaritas, lilium , hortensias, los colores, los olores, hay tanto y yo puedo comprar tan poco. Paseo entre los stands buscando esa flor que encuentro muy cercana a una margarita, pero roja, muy roja. Pienso en lo linda que se verá en mi espacio. La encuentro, me acerco, quince soles señorita, pregunto si florea todo el año, florea siempre señorita, ya van cayendo los pétalos y ya va naciendo otro botón.  ¿Es de sol o de sombra?, necesita luz para crecer. Quince soles, caray, y yo viajo hoy, hago un cálculo rápido, y no, no puedo comprarlas. Pero no me quedo tranquila y le sigo el rastro a unos ramos preciosos de flores pequeñas, pequeñitas, que llevan varias personas en las manos. Las hay de muchos colores, rosas, naranjas, blancas, rojas y amarillas. Cinco soles el ramo ¿Cómo se llaman? "Guax", alcanzo a escuchar. Ve-doble, a, equis, me dice. W-a-x, repito, como memorizando el nombre curioso y me llevo un ramo. Sonrío, sonrío con la aurícula derecha, es gracioso el nombre, si parecen pétalos de cera, como mi asociación gringa. Pongo las flores en mi bolso de tela y no sé por qué pero me siento un poco francesa, un poco italiana, con las flores asomando debajo de mi brazo, ya sólo hace falta la baguette, el apio y las frutas en bolsas de papel, y la bicicleta, claro, la bicicleta. Me río sola y ridícula, como tantas veces.
Más stands, más anturios. Había pensado tan solo ver lo que estuviera en mi recorrido de miércoles y viernes, cruzar el parque sin mucha prisa, pensando todavía en la sesión, fijando ideas... pero no puedo detenerme, mis pies siguen a mis ojos. ¿Y esta la puedo llevar a la sierra? ¿A qué parte señorita? A Huancayo. Uy no, no le recomiendo, para allá llevan muchos geranios. No señor, pero geranios no pues. Mi casa siempre ha estado llena de geranios, todo Huancayo está lleno de geranios. Creo que no me gustan tanto, aunque disfrutaba arrancarles las flores y sorber los tallitos buscando un puntito de azúcar. Todos hacíamos lo mismo. Dejábamos los maceteros pelados, las flores devastadas en el suelo. Crueldad pura. Entonces no me puedo llevar esa bella salvia roja. Bueno, muchas gracias,¿hasta cuando están?, pregunto, aun sabiendo que mi bus parte a las 11 y que no será sino hasta el próximo viernes que cuente con dinero extra. Ay, la manía de preguntar para mostrar que no ha sido tiempo perdido, que en verdad me interesa, que pienso volver. Otra vez un acto cruel, aunque ya no sea una niña, una posible futura compra que no llegará. Sigo mi camino ¡Un stand de bonsai!¡Qué maravilla!¿Será que tendrán algún sauce llorón? Espero mi turno mientras observo esos maceteros, no termino de entender cómo es que cabe un árbol en uno de esos. Siempre me han gustado, me encantan los bonsai, pero ahora contemplo la posibilidad de tortura, de sometimiento, imagino cada podada, cada corte de raíz como un acto egoísta, ya no sé que pensar, decido olvidar semejante ocurrencia. Unos minutos más de espera ansiosa tratando de no hacer caso a esa nueva idea y de pronto escucho "la chola ha matado mi planta, esa ha sido, para ahocarla esa india, detergente le ha echado seguro". Y mis mejillas estallan, volteo, lo miro, es un viejo estúpido y bien vestido, una oda al cliché. Lo miro con desprecio, lo odio por algunos segundos. Siento por él el mismo desprecio que ha mostrado por quien seguramente le sirve los alimentos. Y luego esa rabia me nubla los ojos, tengo ganas de llorar. ¿Pena?, no lo creo, ya me he propuesto no cambiar rabia por pena. Es impotencia, hace tanto que no escuchaba cosa parecida, cómo es que no puedo hacer nada.
Me contengo, respiro, pregunto por el sauce, me responden que sí los trabajan, pero que ahora mismo no tienen ninguno. Casi no escucho, ya no me importa nada, tengo impotencia en las manos, en los ojos, en la cabeza. Camino y las flores se van marchitado a mi paso, una a una van cayendo cansadas, hastiadas de tanto manoseo, avergonzadas por mi poca acción ¿Qué podía hacer yo? voy repitiendo mientras me alejo de la feria. Y me voy. Me voy tan lejos, que ahora escribo esto en el bus que me lleva a ver a mi madre, y sé que ya puedo olvidarlo todo, que no soy tan cobarde, que mi padre me dirá cholita y será lo mejor que escuche en meses. El bus me lleva de Lima y yo llevo un ramo de wax rojo que aún me sonríe desde el bolso de tela. Estas flores de nombre gringo un poco me han salvado, y es que son impermeables las flores de cera.

septiembre 25, 2012

Ruido

Obsesión
1. Perturbación anímica producida por una idea fija.
2. Idea que con tenaz persistencia asalta la mente.

Las manos siempre limpias, las puntas de los lápices siempre afilados, la cama ordenada, el helado compacto y bien plantado en su cono, los cajones cerrados y los caños también, las colillas en los tachos, los árboles, las ventanas, el espacio , el espacio propio, el espacio más que propio.

Obsesión, maldito sueñodiurno, ¡déjame en paz!
(Luego, sólo un pequeñito paso a la procrastinación).

No hay forma de callar lo que suena adentro, me transporto a otros rincones, y subo todos los decibeles posibiles, construyo personajes, escenarios, diálogos, todo desde los ojos. Sensaciones, esas también se inventan, reacciones, se las imagina con detalle. Imaginar sonrisas y manos, y que está, o que me voy por fin, me voy, eso también lo imagino. Mi cabeza es un proyector, de esos que lanzan imágenes contra alguna pared, inútiles. Proyectar es también una obsesión. Ideas que con tenaz persistencia asaltan mi mente.








septiembre 08, 2012

Ligero


Se dice del He 
que no intoxica
que es, casi casi, el más noble de la tabla.



septiembre 03, 2012

100 centímetros entre tu silla y el lugar de meditación

Caminamos de a poquitos la distancia 
(por cautela, por convicción o la más común de las torpezas)
sin reglas

nos pasamos un buen rato dilucidando tus generalizaciones
o mi escala de grises
y tú me crees tanto...
me resulta divertido que así sea
me gusta que me creas, debo decirlo
aunque las estructuras no sean lo tuyo
y creo que aún no lo entiendes pero... tampoco son lo mío
por eso tanto matiz, y la vuelta hacia mí o hacia algo, o alguien
(todo en singular)

te sorprende lo mucho que me dices
y me sorprendo llevándote el ritmo 
se nos escapan los cálculos

el mismo camino siempre
te me adelantas y cruzas la línea
esos 100 centímetros entre tu silla y el lugar de meditación
no imaginas mis intentos por callar(nos) a besos
seguro que no
dejamos de hablar y ya sólo se escuchan ladridos
nos confundimos en una pausa de silencio amarilla y tibia
seguida de escenas de absoluta domesticidad

empiezo a creer que es precisamente ésa la máxima distancia cruzada
la cercanía peligrosa está en el propio descanso 
el tiempo que transcurre hasta que haya que callar la alarma desafiante 
y aceptar la luz del día
la mañana que re-establece los 100 centímetros entre tu silla y ...