diciembre 01, 2011

Delirio de persecusión

Un año más y no cualquiera. Cuatro días a la semana me examino con y sin paciencia. Música nueva todos los días, y regalos de mí para mí. Pensamientos constantes, fantasías incesantes. Y mi nuevo verbo favorito en inglés es daydreaming (es mentira, eso de andar soñando puede ser una reverenda porquería). Aunque todo siga lejos, aunque haya que empezar otra vez. Sí, como la cigarra. Los asuntos pendientes están todavía ahí, pero ya no los veo, algunos pierden fuerza y otros simplemente no importan más. Sólo necesito un nuevo cuadernito de campo para seguir siendo mi propio campo. Campoyrefugio.Ver cada vez menos gente señalándome, esto último es tan importante como hacer un inventario de mis lunares. Tres acá dos más allá, que más dá. Hay gente a la que sólo encontraré en sueños, y otra a la que preferiría no encontrar más. Así es, así están las cosas por acá. Lo quiero todo, y nada menos que eso. Las primeras llamadas de mis padres, la espera estúpida, dosis de cariño que hubiera preferido desbordantes, exceso de optimismo, respuestas abundantes e innecesarias (absolutamente desmedidas), respuestas cortas y parcas, un beso inesperado, la alegría de la ligereza, permitirme cosas sin sentido y la explosión de sentidos. El sol en la cara que me trae de vuelta a esta mañana. La segunda mañana del nuevo año sin persecusiones.

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